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Ocio y cinematografía

OCIO Y CINEMATOGRAFIA (1)


A lo largo de la historia de la humanidad, el ocio ha estado presente y ha ocupado distintos espacios para deleite del espectador: en las calles y plazas de las ciudades han tenido lugar manifestaciones teatrales o musicales, incluso corridas de toros, que congregaban a un numerosa público, no requiriendo una construcción específica.

Pero pronto también se levantaron edificios destinados al recreo de la sociedad, como teatros, anfiteatros, hipódromos, circos, odeones y un sinfín de tipos clásicos, a los que se fueron añadiendo otros modelos y formas a lo largo de los siglos.
 
Revolución industrial y transformaciones
 

 

Con la llegada del siglo XIX y en los inicios del XX, las consecuencias socioculturales de la revolución industrial se hacen sentir y tanto el esparcimiento, como los inmuebles que lo acogen, se transforman. Indica acertadamente Luis Sazatornil el hecho de que «tal como ocurre con otras tipologías ligadas a la función pública, las que lo están al ocio también conocen a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX una profunda revisión. Teatros, casinos y plazas de toros, se multiplican, como producto de la misma extensión de la burguesía, necesitada de espacios para el ocio, la relación y el lucimiento» y concluye como «la existencia misma de una infraestructura del ocio, en un siglo tan lúdico como el XIX, será la evidencia definitiva del progreso social y cultural de una población»(2).Parque del Muelle en Avilés.jpg

 

 

Parques, balnearios y teatros
 

 

Para el paseo burgués nacen los parques urbanos con sus lunetos amueblados, adornados de fuentes, estatuas y bancos, como ejemplifica en Asturias el Parque del Muelle avilesino o el magnífico ejemplo mierense de parque municipal (más democrático), que no pasó de proyecto sobre el papel, firmado por Teodoro de Anasagasti en 1919. Para la tertulia se disponen agradables cafés de confortables asientos, cuidada decoración y terrazas al aire libre, como el Café Imperial de esa misma villa de Avilés. Para los grupos notables de cada localidad, sean indianos, burgueses o «gente bien», se levantan Casinos como los de Villalegre, Puerto de Vega o Luarca. Para los conciertos de la banda municipal se preparan kioscos más o menos funcionales o artísticos, como los hermosos ejemplares de Avilés, La Felguera y Sama, o el del Bombé ovetense. Para los baños salutíferos se levantan balnearios como el de Fuensanta en Nava o el de Las Caldas de Oviedo. Para el veraneo burgués crecen los chalets, los hoteles en la costa, las casas de baños y las cabinas en la playa, como ejemplifican las villas de Ribadesella o la de Llanes. Para las representaciones dramáticas se siguen levantando teatros, como el Jovellanos gijonés, el Palacio Valdés de la villa del Adelantado o el ovetense Campoamor. Para las fiestas populares se disponen tinglados y barracas móviles, como los que ocupaban el campo de San Francisco, que suplían las deficiencias de infraestructura y acogían cualquier recreo, descanso u otras diversiones (magia, caricatura, imágenes, música y baile).
 

 

Llega el cine
 

 

Al aparecer en este panorama de espectáculos el cine, en el año 1896, debe hacerse «sitio» para ofrecer sus maravillas al asombrado público. Hallará paulatinamente la fórmula idónea para la exhibición de películas, diferente de los modelos hasta entonces existentes. Se puede afirmar que el tipo arquitectónico para salón de cine parte del teatro y los cafés cantantes, para definir en un breve período (de entre 15 y 20 años) una forma nueva: el cinematógrafo.

Las soluciones adoptadas por los espacios que acogieron este espectáculo son el tema de las siguientes líneas, centradas en la evolución del cinematógrafo, es decir, del edificio público donde, como espectáculo, se exhiben las películas cinematográficas (según recoge el Diccionario de la Real Academia Española de la lengua).

Cine salón Novedades Málaga-1.jpgEste tipo constructivo posee unas características específicas, presentes en la mayoría de los ejemplos estudiados, que sintetizaremos en:

1) Sala amplia sin apoyos intermedios que dificulten la visión, aprovechado al máximo su espacio, desarrollada longitudinalmente y organizada en función de un lienzo mural menor en que se dispone la pantalla. Ésta es el punto neurálgico del espacio construido, foco que atrae atención y mirada.

2) Cabina de proyección como recinto segregado, dotado de medidas de seguridad.

3) Vestíbulo destinado a la sociabilidad y al comercio.

4) Estudio cuidado de accesos y salidas; materiales y diseño ideados para minimizar los riesgos de incendio y garantizar las condiciones de seguridad.

5) Fachada como elemento destacado de la composición arquitectónica, con una función de atracción y exhibición de lo que se ofrece en el interior.

6) Frecuente delimitación de un recinto con uso de camerino, o cuarto para artistas, que facilita el uso mixto como cinematógrafo y teatro.

En cada proyecto existe un cuidado especial hacia las cuestiones técnicas, pues se requiere el análisis de los conos de visión de los espectadores desde las diferentes butacas y de las condiciones acústicas; la elección de materiales ignífugos y resistentes; el diseño de la cabina, adecuadamente comunicada con el vestíbulo para facilitar entradas y salidas, pero aislada en caso de peligro. Sin embargo, el frente principal concita el esmero y habilidad artística para convocar al eventual público y el interior del local muestra un diseño agradable y confortable.

 
© María Fernanda FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ

 


(1) FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ, María Fernanda, Arquitectura y Cine en el concejo de Mieres: estudio histórico-artístico de los cinematógrafos de la villa y concejo de Mieres, Real Instituto de Estudios Asturianos, Oviedo, 2000.
 

(2) SAZATORNIL RUIZ, Luis, Arquitectura y desarrollo urbano en Cantabria en el siglo XIX, Santander, Universidad de Cantabria – Colegio deArquitectos de Cantabria – Fundación Marcelino Botín, 1996, p.103